lunes, 28 de abril de 2008

Empieza la segunda vuelta

Dentro de 4 horas sale mi avión. En 30 minutos salgo por la puerta para coger el autobús que me llevará al aeropuerto. De allí a Londres, pasando por Hong Kong. Una vez en Madrid, y tras saludar convenientemente a mi familia, intentaré ir quedando con todos vosotros para tomarnos unas añoradas cañas de Mahou con su tapa correspondiente. Y hablar. Y seguir hablando. Hay muchas cosas que contar. El Viernes, seguramente quedemos a las 10 en Tribunal para pasarnos por el Lozano a aprovechar su oferta en minis de kalimotxo. Y el Sábado, botijo en Caramuel y final de noche en el chino Jose, tomando bravas y caaaaaañitas a las 7 de la mañana. El Domingo, seguramente vaya a jugar al rol como casi todos los domingos. O a lo mejor no, porque hay partido del Estu y se juega el descenso. El Lunes de la semana que viene, empezaré a pensar que hago con mi vida. Modificaré el curriculum incluyendo mi experiencia anglosajona y me pondré a buscar en Infojobs algún curro con el que empezaré la rutina del resto de mi vida. Y así, hasta los 65. O más, que para entonces, seguro que hay que jubilarse más tarde para acabar de pagar la hipoteca. Ya tengo las maletas hechas. Echo la vista atrás y reflexiono si he aprovechado lo suficiente la experiencia. Quizá podría haber aprendido más inglés o haberme esforzado más en buscar un trabajo. O simplemente podría haber intentado disfrutar un poco más. Pero ya no hay vuelta. Solo se aprecia el tiempo perdido cuando éste ya ha pasado. Tengo una sensación agridulce. Por un lado, tengo ilusión por volver a Madrid. Por todos los que estáis por alli y porqué no, porque también se echa de menos tu ciudad. Con sus cosas malas y sus cosas buenas, pero es tu ciudad. Esa es la parte dulce. La parte agria es que también me da pena dejar éste país. Despedirme de Pan y de toda la gente que he conocido aquí. Porque si bien cuando me despedí de vosotros era un “hasta luego”, con la gente que dejo aquí seguramente es un “good bye”. Y también me da pena por Auckland. Ya empezaba a conocer la ciudad y estoy seguro que la seguiré recordando mucho tiempo. Pero no se puede tener todo. La experiencia ha terminado… O no. Espera. Ahora que recuerdo. El otro día… el Lunes. No, el Martes. El Martes. Cuando estaba, cuando fui al callejón, que te acuerdas que te dije que tenía que recoger una cosa, pero que al final me di el paseo en balde. Bueno, pues además de ir para nada, la mala suerte de que además… Cambie el billete para el 4 de Agosto. Resulta que me dieron una paliza unos ipod nanos y que Nueva Zelanda y yo nos damos una segunda oportunidad. Terminado el primer trimestre, comienzo el segundo con algunas asignaturas suspensas. Pero prometo que me voy a esforzar. De hecho, me he vuelto a apuntar a LSI, ante la no confianza de encontrar trabajo de informático y tras la reticencias a trabajar ilegalmente por 3,75€ la hora. Asi que aquí seguimos. Empezando la segunda vuelta y con más ganas que nunca. Nueva Zelanda, allá voy… Digo... ¡Aquí estoy!

viernes, 25 de abril de 2008

Un día en el rugby

Aunque ya ha pasado cierto tiempo desde que asistí con los chavales a un partido de rugby, no podía dejar de comentar dicho evento. Ir a un partido de rugby es un nuevo paso para comprender las costumbres oriundas. Y es que el rugby es, claramente, el deporte nacional. La selección de Nueva Zelanda presume de ser la mejor del mundo, ya que la mezcla de blanquitos británicos con la fuerza y velocidad de los maoríes, les sale perfecta. La selección nacional es llamada "All Blacks", que nada tiene que ver con el grupo "All The Black" ni con que sean negros. Esta selección es posible que la hayáis visto por la tele realizando su archiconocida "Haka" (una danza de guerra maorí que realizan antes del partido) o habréis oído hablar de un portento de este deporte, ya retirado, como el neozelandés Jonah Lomu

Dado que los "All Blacks" no juegan en Auckland hasta dentro de un tiempo, nos tuvimos que conformar con ir a ver al equipo de la ciudad: Los Blues de Auckland. El partido era correspondiente a la Super 14, una liga donde están los mejores equipos de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Vamos, que tienen nivel. Los Blues perdieron el partido contra los Brumbies de Brisbane por 11-16. Pero es que a nuestro equipo le faltaba su mejor jugador, Rokocoko. Pero no es excusa para esos tuercebotas. Al final del partido no pude reprimirme en sacar el pañuelo de los mocos y gritar el "¡Fuera Van Gaal! ¡Nuñez dimisión!" con todas mis fuerzas. Y es que con lo que les pagan, es una vergüenza lo poco que se esfuerzan. En la mina los querría ver yo.

El espectáculo lo tienen bastante bien montado. Primero hay un concierto dentro del estadio, después pasa la mascota del equipo montado en un barco pirata que echa fuego, más tarde aparece un helicóptero del temible ejercito neozelandés para aterrizar en el campo con el balón del partido (no tienen otra cosa que hacer) Y todo esto, aderezado con un montón de rubiacas en paños menores agitando sus pompones. Todo eso está muy bien, pero lo mejor de todo es que no se la cogen con pinzas como en España y te dejan beber dentro del campo. Eso si, las botellas de cerveza son de plástico para que no se las tires al árbitro a la cabeza. ¿El partido? Bien. Aunque parezca mentira, durante mi estancia aquí he intentado aprender las reglas y costumbres del rugby. Es un deporte que es muy bonito de ver y además hay violencia controlada. Dicen que el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros. Y es verdad, porque aquí ni se fingen lesiones, ni se tiran a la piscina, ni se tira el balón fuera porque uno se ha hecho pupa y ni siquiera se protesta al árbitro. Quiero repetir.

P.d: Hay nuevas fotucas publicadas en Bocabajo. A partir de la foto 369, llamada "Afganas"

lunes, 21 de abril de 2008

Un poco de todo

Raro, no digo diferente digo raro, ya no se si el mundo esta al revés o soy yo el que está cabeza abajo. Y es que aquí son habituales las situaciones raras. Un tío acaba de llamar a la puerta para pedirnos un cigarro. Si, como el que va a pedir sal al vecino. Pero lo mejor de todo es que no lo quería para fumar. Lo quería para cicatrizarse una herida de mierda que tenía en la mano. Ya podíamos tener Betadine, algodón y tiritas, pero no, el tío quería un cigarro.

La verdad es que estos últimos días han estado curiosos. He asistido a cuatro fiestas en cinco días. El miércoles, en la típica reunión en el apartamento de unos de Fiji. El Viernes en la despedida de un francés llamado Joseph, que se realizo en la zona común del apartahotel de una colombiana que conocemos llamada Bibi. El Sábado fue el cumpleaños de un saudí llamado Mohamed (aunque traduce el nombre para que le llamen Michael) Lo celebró en su apartamento de lujo comprando bebercio para todos. Como se nota que los saudies están montados en el dólar (bueno, ahora mejor decir en el euro) Hubo cava catalán y también hubo que tirar la puerta del baño abajo. Una fiesta no es una fiesta sin derribo de puertas. Y para cerrar la semana de la fiesta, ayer estuvimos celebrando el cumpleaños de Felipe, un chileno. Fue con una barbacoa en su casa. Bueno, en la casa de la familia con la que vive. Por cierto, la hija, que era negra y oriunda, parecía sacada de Estados Unidos. Ya sabéis, las que hacen el característico movimiento de cabeza acompañado por la mano. El Miércoles, Felipe, el cumpleañero del Domingo, me hizo una pregunta que pensé que nunca me iban a realizar en Nueva Zelanda. Y es que me preguntó que qué pasó al final con De Juana Chaos. Todo esto después de descojonarse durante dos minutos antes de realizarme la pregunta. Iba un poco fumado el chaval. Y en esa misma fiesta, conocimos a una argentina que nos pidió poder dormir en nuestra casa esa noche, ya que no tenía donde dormir. Era amiga de dos argentinas que conocimos en el autobús. ¿Cómo las conocimos? Pues porque Omar estaba contando como enseñaba “la concha de tu madre” en árabe a Pan. Un español enseñando a una tailandesa un insulto argentino en árabe. Y todo esto, en Nueva Zelanda. Y las muchachas se interesaron en nuestra conversación. Los insultos siempre sirven para conocer gente. Por eso, yo me paso el día llamando “hijo de puta” a todo el mundo. Por cierto, “hijo de puta” ya le sale perfecto a nuestra compi tailandesa. Y es que solo le enseñamos palabras bonitas a la muchacha. Hablando de muchacha. A Pan le gustó mi tono de sms de “Muchachada Nui. Nuiiiii!” Y se lo ha puesto en el móvil. Lo cual es una putada, porque no hace más que recibir mensajes (tiene cientos de pretendientes) y a veces creo que pueden ser para mi (los mensajes, no los pretendientes). Hasta que me paro a pensar y digo: Seguro que es para ella. Y si, así suele ser. Ah, al final la argentina que conocimos en la fiesta (Anita) se vino a pasar el fin de semana a nuestra casa. Si es que somos una ONG.

jueves, 10 de abril de 2008

El tráfico en Auckland (y otras cosas)

Buenos días amiguitos y amiguitas, hoy os hablaré sobre el tráfico en Auckland.
Lo primero que hay que decir, es que aquí la preferencia para los coches es total. Para desplazarte andando, normalmente te tendrás que comer unos cuantos semáforos. Lo que hace que cuando llevas aquí un tiempo, hagas como los lugareños, y acabes saltándotelos. Con el riesgo que conlleva. Y es que aquí los coches conducen muy “agresivo”. Y por supuesto, todo el mundo usa el coche para desplazarse. De hecho, cuando vivíamos en el albergue, un par de veces nos preguntaron si todo iba bien cuando andábamos por la calle. Vale que los neozelandeses son la ostia de amables, pero yo creo que se sorprendían de ver gente andando con bolsas de la compra. También es cierto que la distribución de Auckland
hace mucho. Creo es la cuarta ciudad en extensión del mundo, con "sólo" 1.200.000 habitantes. Y es que aquí todo el mundo vive “en las afueras” con su chalecito y usan el coche para todo. El uso indiscriminado del coche también viene provocado por un sistema de transportes bastante complicado y deficiente. El tren o metro o como cojones lo quieran llamar, solo lo cogimos un día y es realmente lento. Y no es muy eficiente para su forma de urbanizar (le pillará cerca sólo a los 50 chalets de al lado de la estación y poco más) Y los autobuses, pues si pierdes uno, quizá te toque esperar 30 minutos al siguiente. Y si es un Domingo o es por la noche, lo mejor es que te suicides o robes un coche. Menos mal que vivimos en el centro. Por cierto, aquí si son muy de picar en el bus (no como en muchos sitios de Europa que te cuelas fácil) Y al bajarse, la mayoría de la gente le dice “Adiós” o “Gracias” al busero. ¡Incluso si están saliendo por la puerta de atrás! Gente rara, aunque ya he probado a hacerlo. Y es que ya me siento un poco aucklander. Sin ir más lejos, el otro día indique a un lugareño que me preguntó por la calle. ¡Jodio, qué es tu ciudad! No sé que pasa, pero creo que tengo cara de saber donde están las cosas, porque en Madrid me preguntan bastante también. ¿De qué estaba hablando? Ah si, del tráfico y esas cosas. Sobre los semáforos, pues decir que en todos tienes que pulsar antes el botón para poder cruzar. Ya os dije que era una ciudad hostil al peatón. Y puede durar en verde apenas 2 segundos. Luego se convierte en rojo parpadeante (sí, aquí parpadea el rojo y no el verde) y puedes seguir pasando si te das prisa. Cuando está en rojo no intermitente tienes que esperar. Y cuando la luz está apagada es porque tienes que pulsar el botoncito. Por cierto, me encantan los soniquetes que producen los semáforos.
Para demostraros el apasionante mundo de los semáforos en Auckland, os pongo un videuco que hice a los chavales uno de los primeros días. En él se ve una de las cosas más curiosas de aquí, que es: ¡El cruce en diagonal! La verdad es que es divertido cruzar en diagonal en el cruce de dos calles concurridas. Porque tienes que estar muy atento a no chocarte con los de la derecha, con los de la izquierda, con los de frente y con los de tu lado. La gente se entrelaza de una manera que nadie se choca y cada uno puede llegar a su destino.

Ah… ¡Y conducen por la izquierda!

jueves, 3 de abril de 2008

Hasta el Verano

Esta semana la podríamos denominar como la semana de la inmigración, porque todos los días hemos tenido que ir a hacer una visita al Servicio de Inmigración de Nueva Zelanda. Primero, para informarnos acerca de si podíamos obtener el visado de trabajo, así por nuestra cara bonita. Pero nos dijeron lo que ya sabíamos. Que necesitamos tener una oferta en firme de una empresa para empezar a tramitarlo. Y que comprueban que ese trabajo no pueda ser desarrollado por un neozelandés (eso mismo pone en la guía para empleadores que cogí en la oficina) Pero aparte, con la oferta en la mano, tienes que hacer un papeleo y luego pues tardan normalmente dentro de 20 días aunque pueden ser más. Me temo que esto puede ser una de las razones por las que las empresas sean reacias a contratar a alguien sin visado. Ya que lo mismo no cumple un requisito y se quedan colgadas, o en el mejor de los casos tienen que hablar con inmigración justificando tu contratación y esperar un tiempo hasta que te den el visado (hasta entonces no puedes currar). La verdad es que es un poco putada las trabas que ponen.

Visto que lo del visado de trabajo no era posible a corto plazo y que nuestra estancia legal en Nueva Zelanda acababa a finales de este mes, lo primero era extender el visado de visitante. Ya que tengo claro que no me quiero ir todavía. Tras obtener el formulario a rellenar, tocaba entender que es exáctamente lo que tienes que rellenar, que si ya es difícil en España, pues por aquí (idioma aparte) todavía más. Y es que el formulario tiene solo 16 hojas. Ahora entiendo porque me preguntaban que si tenía un agente. Aquí al parecer es muy normal tener un agente (lo que en España sería una gestoría) para hacer todos tus papeleos. Pero bueno, tras preguntar unas cuantas veces en Inmigración y usar todos los sentidos para entenderlo, se pudo rellenar. Pero eso no era todo, sino que había que cumplir unos cuantos requisitos. El primero, tener billete de vuelta antes de la fecha que el visado que solicitas expire. Asi que lo primero fue ir a Air New Zealand, pensando en lo que nos iban a clavar. Omar y yo queríamos cambiarlo para finales de Julio (por aquello de extender 3 meses más) pero la mujer maorí que nos atendió nos dijo que como nuestra tarifa era la misma que aplican a los niños tuertos (al parecer solo 26 plazas del puto avión gigantesco), en Julio no había nada. Y que podíamos cambiarlo por el módico precio de 550€. Pero buscando y buscando, nos encontró sitio en el vuelo del 4 de Agosto, donde solo teníamos que pagar los costes del cambio (25€) Asi que salimos bastante contentos, aunque teníamos que extender la visa 4 meses más.

Otro de los requisitos para extender el visado es que demuestres que tienes 1000 NZ$ (unos 500€, ya que el cambio ahora esta a 2, cuando vinimos era 1,8) por cada mes que extiendas la visa. Asi que tocaba exprimir la cuenta española e ingresar toda la pasta en la cuenta neozelandesa. Como no se puede sacar tanto dinero del cajero en un día, lo tuvimos que hacer en dos días y con ayuda de Pan y Alberto. Con la carta del banco, el billete de vuelta, fotografías y el formulario rellenado creíamos que lo teníamos todo listo. Pero no. Como vamos a estar más de 6 meses (6 meses y 3 días, que puta mala suerte) y España no está en la lista de los países con nivel bajo de tuberculosis, necesitábamos hacer otra cosa adicional. Si, habéis oído bien, hay un montón de países en la lista, incluidos Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Suecia, Eslovenia…. Y hasta Andorra! Pero España no está. Asi que por las nulas relaciones diplomáticas entre los dos países y por unos putos tres días hemos necesitado rellenar otro formulario más e ir a que nos hicieran una radiografía. Pero bueno, los trámites los comenzamos un Lunes y por fin, hoy Jueves, hemos podido entregar todos los papeles. Ahora solo nos queda esperar dos o tres semanas, a que nos digan si nos la conceden (no tiene que haber ningún problema)

Asi que nada, el 5 de Agosto, vía Londres, es la fecha en la que llegaré a Madrid. Eso si todo sale según lo esperado. Quizá me quede más tiempo (buen indicativo) o quizá me tenga que volver antes (mal indicativo) Pero vamos, me da la impresión que el 5 de Agosto me volveréis a ver por allí (o no).

martes, 1 de abril de 2008

El mundo se está acabando

Chavales, Auckland de repente se ha vuelto amarillo. Esto es muy raro. Si muero, que sepáis que mi último aliento de vida lo gasté pensando en teneros cerca en estos duros momentos.



Fotos hechas hace diez minutos desde la terraza del apartamento.